Muchos expertos anticipan los riesgos a los que se enfrenta la banca tradicional.
¿Cambios muy profundos en la operativa, la base tecnológica y los propios servicios?
No sólo. Cambiará, está cambiando, el mismo concepto de banca. No es ya ningún secreto. Hace dos años Francisco González, presidente del BBVA. reconoció en un foro internacional la intensidad de las disrupciones y la magnitud de una transformación profunda que alteraría el estatus y estructura de la banca actual.

En los dos últimos años han acaecido hechos relevantes. Quizás el principal sea la apuesta de uno de los gigantes tecnológicos Apple por los pagos móviles (Apple Pay). Una jugada de Apple muy inteligente. Superando la inercia de iniciativas como la de «Google Wallet», Apple Pay integra los pagos de todas los bancos y tarjetas. Todos bajo la «marca blanca» de Apple.


La «tormenta perfecta» no ha hecho nada más que empezar: Blockchain (la tecnología de Bitcoin), NFC, el universo de las Fintech… no son sino un pequeño anticipo. A corto plazo disrupciones como la computación cuántica (ver al final Google computación cuántica), Internet de las cosas (Industria 4.0), seguridad, etc. ampliarán el tsunami.

 

14 razones por las que los grandes bancos están en desventaja respecto a los gigantes tecnológicos

1. La banca y su cultura analógica.

La gran banca tradicional analógica, su actividad, sus oficinas, su personal, su mentalidad, sus consejos de administración, su
estrategia… Lo de menos es que, al igual que la prensa tradicional fueran de los primeros sectores en informatizar su actividad. Una cosa fue informatizar su negocio tradicional y otra cosa es conocer el mundo de la economía digital y sus usuarios.

La banca tradicional quiere digitalizar su actividad pero se paraliza o va con enormes cautelas si hay que canibalizarla o reinventarla. Cierto que esto último conlleva altos riesgos. Y cierto también que la cualificación digital  de los bancos respecto a las grandes empresas tecnológicas es mucho menor. En estas últimas predominan los ingenieros, en la banca los abogados, economistas y MBAs. Estos últimos concienciados y receptivos, pero en minoría.

2. Apple o Google tienen los recursos.

Como acabamos de decir Google, Apple, Facebook.. .tienen tecnología, big data, conocimiento del usuario, los mejores ingenieros… Y no arrastran pesadas estructuras de costes (oficinas)…

Apple Pay es una jugada brillante. Ante su planteamiento la gran banca norteamericana en vez de generar una alternativa tecnológica para sus cliente ha claudicado y sucumbido. Intentos de iniciativas anticipativas como las de ISIS no dejan de mostrar impotencia e incapacidad de asimilar la cultura digital.

3. Capacidad de aprovechar innovaciones disruptivas.

Gigantes tecnológicos como Apple o Google, aparte de tener más músculo financiero, poseen una enorme capacidad para identificar, asimilar y superar las importantes innovaciones disruptivas que están por llegar de la mano de la tecnología (criptomonedas, seguridad, NFC, blockchain, fintech, computación cuántica, biometría…).

Por el contrario, los bancos no están interesados en la toma estratégica de posiciones en tecnologías que pueden tener impactos potenciales muy relevantes en la nueva economía. Todavía hoy a un banco le cuesta percibir lo estratégico de tomar posiciones de auténtico liderazgo en torno al teléfono móvil, la nube, el big data, etc.

4. Músculo financiero y su aprovechamiento.

Aunque la gran banca siempre ha hecho gala de un gran músculo financiero y su capacidad  para hacer adquisiciones de potenciales «portales» o servicios financieros online que tuvieran éxito,  los gigantes tecnológico tienen más músculo financiero y más capacidad para identificar fintech interesantes. Hoy incluso, nada les impediría comprar un gran banco a golpe de talonario (no es la primera vez que se especula: Apple ¿la tentación de un banco?

Pero lo más importante es que cuando un Banco adquiere una fintech la suele contaminar de contenido y visión analógica. Un gigante tecnológico la potencia con metodologías y herramientas digitales especializadas (user experience, marketing digital, plataformas, software y hardware especializado…).

5. Imagen y reputación.

Mientras que los bancos «sufren» la imagen de los costes derivados de una gran crisis económica reciente (el coste de bonos basura, quiebras, rescates, ayudas públicas, desahucios, movimientos políticos de base…) los gigantes tecnológicos asocian su imagen al progreso, la modernidad, los servicios al usuario gratuitos… Una imagen impoluta y generadora de confianza con los «clientes»…

6. Los gigantes tecnológicos lo saben todo sobre los usuarios.

Controlan sus correos, sus compras, conocen todas sus necesidades. Lo que buscan, vídeos y películas que ven, sus amistades, lo que opinan, sus gustos, preferencias comerciales, dónde están en cada momento… Google, Apple o Facebook lo saben todo digitalmente, y ese «todo» hace palidecer notablemente el saber analógico de la banca y de sus clientes. Su capacidad de analizar el big data es infinitamente superior.

Los progresos venideros todavía van acentuar más esta brecha entre las grandes tecnológicas y los bancos: aproximación al usuario e inteligencia artificial, reealidad virtual (y extendida), business intelligence, etc. etc.

7. Alianzas erróneas.

Mientras que la banca se asocia o crea alianzas nacionales o con «players» de la economía tradicional (operadores, software, tarjetas…) los gigantes tecnológicos compran startups tecnológicas, fintech… o generan tecnologías potencialmente disruptivas…

Tanto en los Estados Unidos como en España o en Europa las alianzas ponen de relieve un intento de tranquilizar a los inversores y mercados  más  que de responder a al problema real.

Una sumisión a Apple, o demonizar alianzas potenciales con resto de los grandes «players» tecnológicos (Google, Facebook, incluso Amazon…) no parecen la mejor estrategia.

8. La era del móvil.

Comprender y ganar todo un «partido» que se juega en un pequeño móvil o superodenador llamado smartphone es fundamental. Cuando la banca desarrolla una interfaz o una app la hace pensando en reproducir esquemas convencionales. Cuando la hace un gigante tecnológico
sencillamente analiza las cientos de miles de Apps en su ApplestoreGoogle Play e identifica con claridad las variables que definen las
preferencias y gustos de los usuarios Apple, Google, Facebook (Istagram, Whatsup…) son los «dueños» del móvil.  Un país con  muchas oficinas bancarias era signo de opulencia en el pasado, hoy países sin oficinas, poco bancarizados, como la India o Kenia tienen la ventaja de disfrutar de sistemas sencillos, avanzados conceptualmente y eficientes dado que sus habitantes están pasando directamente a la era de los servicios financieros del móvil.

9. La ruptura generacional y el mercado.

Entre en mundo de la «abuelita» que va a la oficina bancaria con su libreta (o de individuos que hacen pagos burocratizados en ventanilla)  y el mundo de los jóvenes que pasan su vida enganchados al móvil media una gran distancia. El primer mundo es costoso, ineficiente y. en recesión. El segundo es eficiente y en progresión.

Los gigantes tecnológicos tienen mucha información sobre los nativos digitales y su universo en torno al móvil. Los Bancos sobre las finanzas de las personas adultas. La brecha digital de ámbito generacional tiene repercusiones ante un posible pulso entre bancos y gigantes tecnológicos.

10. Los gigantes tecnológicos y su posicionamiento en el mundo actual.

Apple, Google, Facebook se posicionan en sectores estratégicos como la salud, la educación, la inteligencia artificial, Internet de las
cosas (Industria 4.0), nanotecnología.. Estamos inmersos en una economía con cambios muy rápidos e innovaciones disruptivas importantes que están por venir.

Los gigantes tecnológicos saben de la importancia de esto. El «gap» con la banca en este posicionamiento es muy elevado. Desde hace años la banca se atrinchera en la especialización de los servicios financieros, salvo excepciones (un buen ejemplo de esta excepción es el Santander Universidades). Los gigantes en cambio son proactivos: Apple Salud, Google for education, la inteligencia artificial aplicada a la conducción artificial (llamada a revolucionar el transporte), la computación cuántica, la robótica, etc.

11. Prospectiva y sectores de futuro.

Los cambios son tan acelerados que para adaptarse y hacer frente a ellos es imprescindible hacer prospectiva y tratar de identificar con precisión  las oportunidades y amenazas. Los gigantes tecnológicos son beligerantes y activos a la hora de identificar los sectores de futuro (ver por ejemplo 100 sectores de futuro).

La banca tradicional, pese a que estos sectores definen una nueva economía, incluso unas nuevas reglas del juego, no parece implicada, ni interesada en los mismos bajo el prisma de su atrincheramiento financiero. Esto que en el pasado ha sido una ventaja, en estos momentos le resta capacidad estratégica para comprender la realidad digital, pivotar, reinventarse…

12. Una estructura bancaria analógica potente que «contamina» y no deja desarrollarse el ámbito digital

Una Universidad con una cultura tecnológica tan «top» como el MIT, a la hora de hacer frente a una innovación disruptiva como los MOOCs, la sacó fuera de su estructura universitaria tradicional, creando un ente nuevo (Edx), no sólo con total autonomía sino integrando a la competencia tradicional (Harvard, UC Berkeley…). Esta visión y estrategia brilla por su ausencia en la banca tradicional.

Los conceptos de universidad tradicional y digital son distintos y en parte contrapuestos. Los conceptos de banca tradicional y banca digital también son contrapuestos (como en la prensa u otros sectores). La estructura bancaria analógica se «come», «neutraliza» o contamina la capacidad de generar estructuras digitales especialmente si canibalizan o dañan vertientes del negocio tradicional.

13. La fragmentación de la banca a escala global vs el cuasi monopolio de los gigantes tecnológicos.

El músculo financiero de los Google, Apple, Facebook, etc. no es sino la expresión de su poder en el mercado. Sus usuarios superan los seis digitos en miles de millones. La gran banca dista mucho de esa posición prominente. Comparativamente lo cierto es que hay que hablar de fragmentación.  Si la banca española o europea quisiera dar respuesta a Apple Pay lo cierto es que su estructura fragmentada le llevaría a reproducir tantos monederos virtuales como bancos y su posición sería de debilidad relativa.

Esta fragmentación tampoco es buena de cara a las economías de escala asociadas a la innovación tecnológica y necesitada de lidiar con protocolos como blockchain (seguridad) NFC (sistema de pago por proximidad), entre otros.

14. La variable tiempo: el enemigo de la banca no son las fintech, sino la propia banca.

Se han perdido años y oportunidades increíbles. La banca optó por ruinosas inversiones al inicio de la revolución que supuso Internet a mediados de los noventa. Su fracasó le amedrentó a la hora de tomar posiciones en un mercado de startups como Google, Facebook.. etc.

Hoy, aprendida la lección, la banca tradicional agudiza su olfato en busca de oportunidades en el mercado de las fintech…  Pero ni la salvación total ni la mayor amenaza vendrá por esta vía. Cierto que no estaría mal para un banco tradicional disponer actualmente de plataformas como mint, o square. 

Pero lo realmente importante es la variable tiempo. La banca es un sector neurálgico y los gigantes tecnológicos no desperdiciarán la oportunidad de ganar no sólo un suculento negocio, sino también de capitalizar una influencia económica fundamental y de una gran relevancia política. La banca tiene que responder en tiempo y forma al envite. Y esto no está sucediendo o por ejemplo ¿acaso los bancos desconocían que necesitarán su propio monedero virtual para liderar el comercio internacional?

A modo de conclusión

Cierto es que algunos Presidentes o Consejos de grandes corporaciones financieras están muy concienciados del futuro digital y de sus implicaciones (ver por ejemplo La transformación digital del BBVA a través de su Presidente Francisco González) . El problema es que la naturaleza de su actividad, sus estructuras empresariales y sus enfoques de negocio, tal como ocurre con los editores tradicionales, acaban constituyendo una rémora para el cambio o para los procesos de canibalización y reinvención empresarial que exigen.

No se trata de digitalizar la banca tradicional, sino de cambios en el propio concepto de banco. Mientras que sus apuestas digitales no tengan total autonomía e independencia o no se les deje canibalizar su negocio tradicional estarán en franja desventaja. Mientras que las alianzas estratégicas no merezcan tal nombre las amenazas serán importantes.

Así que no es descabellado que la banca norteamericana haya aceptado servir a la «marca blanca» de Apple. Sin saber lo que hará la europea, quizás, después de todo, no sea tan mala opción…

Este post es el resultado de una jornada de debate en el Think-Tank financiero de IT&IS a propósito de un artículo del El Economista con el título: «Apple y Google convertirán a la gran banca en marca blanca«. El think-tank fue coordinado por Andrés Pedreño.

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